El violín procede de instrumentos tan antiguos como el ravanastrom, de aproximadamente cinco mil años antes de nuestra era. Pero el acercamiento real al violín actual no sucede hasta el siglo XVI, en Italia.
Llega el siglo XVIII y con él la fabricación del violín deja de ser artesanal, para pasar a realizarse de manera industrial y en mayor cantidad, perdiendo gran parte de su calidad. La primera fábrica de violines se abre en Francia alrededor del año 1790.
Violines Stradivarius
Los famosos violines Stradivarius nacen en 1666, de la mano de Antonio Stradivari, que demostró desde niño un gran talento para la fabricación de estos instrumentos, construyendo a lo largo de su vida más de mil violines y otros instrumentos de cuerda.
Stradivarius del Palacio Real de Madrid |
Actualmente se desconoce dónde se encuentran todos los violines Stradivari, aunque se conocen datos de algunos de ellos:
- Violín Alard: Su precio de venta fue de más de un millón de dólares. Se vendió en Londres en 1982.
- Violín Delfín: Pertenece a los herederos de Jascha Heifetz, violinista y director de orquesta lituano.
- Violín Mesías: Se encuentra en el museo Ashmolean, de Oxford (Inglaterra).
- Violín Marie Hall: Su fondo se asemeja al pelaje de un tigre. Fue fabricado en 1709.
- Violín Marie May: Se vendió por cuatro millones de francos.
El sueño del violín y el diablo
Giuseppe Tartini fue un violinista y compositor italiano del siglo XVII, y cuenta la leyenda que compuso su obra “El trino del diablo” gracias a un sueño, en el que veía a este ser junto a su cama tocar una hermosa melodía con su violín.
Retrato conocido como "El sueño de Tartini", por el pintor francés Louis Léopold Boilly |
En el sueño Tartini hace un pacto con el diablo, propiciando que todos sus deseos sean cumplidos y el éxito llegue a su vida. El músico le entrega su violín al habitante del inframundo, instándole a que toque algo para él. El diablo, sin dudarlo, comienza a arrancar mágicas notas del violín, llenando el ensueño de una melodía que deja mudo a Giuseppe. La felicidad y el entusiasmo provocan que el compositor vuelva a la realidad, despertando sobresaltado. De inmediato coge su violín y busca desesperado las notas que acaba de escuchar en su fantasía. Lo intenta una y otra vez, pero solo es capaz de acercarse a la magia escuchada. Al fin una melodía toma forma, aunque él sabe que está lejos de aquella de su sueño. Sin embargo, en honor a su oscuro amigo la llama “La Sonata del Diablo”.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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