En sus principios, Hermes fue adorado como el señor de los animales y dominaba a todas las criaturas salvajes. Más tarde, se convirtió en el dios de los viajeros, de las fronteras, de los comerciantes, de la suerte, de los pastores, de los timadores y de los oradores. Curiosamente, en la actualidad al estudio e interpretación de los textos se le denomina "hermenéutica".