viernes, 19 de febrero de 2016

Antoni Gaudí: el arquitecto que encontró el alma de la piedra

Antoni Gaudí es el arquitecto más conocido de Cataluña, su fama ha traspasado fronteras y su obra es apreciada mundialmente. Nació el 25 de junio de 1852, no se sabe exactamente si en Reus o en Riudoms, aunque la mayoría de sus estudiosos se inclinan por Reus. Este hombre transformó la arquitectura con un estilo inspirado en la naturaleza, singular e innovador. Entre sus obras más importantes están el Parque Güell, la Sagrada Familia y la Casa Batlló. En pleno siglo XXI, Gaudí sigue inspirando a artistas y arquitectos de todo el mundo.

Antoni Gaudí era el pequeño de cinco hermanos, aunque tan solo tres llegaron a hacerse adultos. Sus padres, Francesc Gaudí y Antonia Cornet, deciden bautizarlo precipitadamente al día siguiente de su llegada al mundo. El motivo de tanta premura fue que los desconsolados padres habían perdido, en el corto espacio de tres meses, a dos de sus hijos: María, de cinco años y Francisco, de dos años de edad. De este modo, Antoni es bautizado apresuradamente en Reus, en la iglesia de San Pedro Apóstol.

El niño Gaudí era de constitución débil, enfermiza. El reumatismo le atrapó desde pequeño y ya no le abandonaría en toda su vida. Esa peculiaridad le hizo ser un niño introvertido, observador y callado. Él mismo afirmaría en una ocasión: "Consecuencia de mi debilidad, hube de ausentarme a menudo de tomar parte en los juegos de mis compañeros, cosa que favoreció mi espíritu de observación". 

Antoni Gaudí
Antoni Gaudí
Muy pronto se convierte en vegetariano, probablemente debido a su enfermedad, y comparte las ideas del médico naturista Sebastian Kneipp. Como curiosidad citar, aunque cualquier aficionado a este tipo de medicina alternativa tendrá seguramente conocimiento de ello, que actualmente existe un laboratorio de productos naturales que lleva el nombre de este galeno. 

Por motivos de salud, y religiosos, Gaudí practicaba rigurosos ayunos que a veces le hacían debilitarse hasta extremos tales que debía recurrir a la medicina para recuperarse. En 1894 practicó un ayuno de cuaresma que cerca estuvo de llevarle a la muerte.

Su primera escuela fue el parvulario de Francesc Berenguer, cuyo hijo sería discípulo y uno de sus más importantes colaboradores a lo largo de muchos años en su etapa adulta. Más tarde, lleva a cabo sus estudios de bachillerato en las Escuelas Pías de Reus. Gaudí fue un gran dibujante ya desde pequeño, y en la adolescencia colabora en nueve números de la revista Arlequín. En 1868 cambia de centro, desplazándose a Barcelona para cursar sus estudios en el Instituto de Enseñanza Media y en la Facultad de Ciencias. Gaudí no anda sobrado de dinero, y para costearse la carrera hace trabajos como delineante para distintos constructores y arquitectos. A pesar de su genialidad, no se caracteriza por ser un estudiante sobresaliente, más bien medio y aceptable. Se incorpora a la Escuela provincial de Arquitectura de Barcelona en 1873, y cinco años más tarde sale convertido en arquitecto.

Su llamada a filas en 1875 coincide de lleno con la Tercera Guerra Carlista, pero Gaudí no participa en las ofensivas ya que su mala salud le mantiene apartado del frente. Esta circunstancia también propicia que pueda seguir con sus estudios. Son tiempos intensos para Antoni Gaudí, que tiene que asumir un año más tarde, y todavía en el servicio militar, el fallecimiento de su madre y el de su hermano Francesc, a la corta edad de 25 años y recién licenciado en medicina.

Casa Vicens, su primer proyecto


Antoni Gaudí estrena su ingenio con las Farolas de seis brazos para la Plaza Real, pero su primer proyecto importante es la Casa Vicens, que se lleva a cabo entre los años 1883-1888.

Manuel Vicens le encarga a Gaudí una segunda vivienda para pasar el verano. Se construye en el barrio de Gracia, que en aquellos años era un municipio independiente de la ciudad de Barcelona y tenía su propio ayuntamiento.

La fachada de la Casa Vicens goza de gran abundancia de azulejos de cerámica, lo que le proporciona una apariencia tremendamente singular y vistosa, que se acerca a las edificaciones árabes. La Casa consta de cuatro alturas: la bodega, en el sótano; la vivienda familiar, que ocupa dos pisos; y la zona dedicada al servicio doméstico, en la buhardilla.

Casa Vicens


Los techos del interior de la Casa Vicens están creados con vigas de madera policromada y decorados con motivos florales. Al visitar la Casa, uno de los aposentos que más llama la atención por su singularidad es el denominado "el fumador", cuyo techo está engalanado con mucarnas árabes que evocan al Generalife de la Alhambra, en la ciudad de Granada.

El Ayuntamiento de Barcelona le otorga a la Casa Vicens el Premio al Mejor Edificio en 1927. Y está proclamada Monumento Histórico Artístico, siendo declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el verano del año 2005.

Gaudí y la arquitectura


En sus años jóvenes, cuando estudiaba en la Escuela de Arquitectura, Gaudí tuvo acceso a unas fotografías que le impresionaron vivamente. Eran imágenes de monumentos y temas artísticos de diversos países: la India, China, Egipto, Japón, etc. Estas representaciones siempre quedarían en su mente y las recuperaría en algunas ocasiones a la hora de crear. Sin embargo, Antoni Gaudí no iba a ser un arquitecto más, su genialidad y talento dejarían huella en la humanidad a través de sus creaciones. Su inmensa imaginación y creatividad, su estilo vivo, inspirado en la naturaleza, vital e inigualable, le convertirían en el arquitecto más extraordinario de la historia de España. Su originalidad salpica este país con sus edificios, especialmente la ciudad de Barcelona.

Gaudí era un apasionado de los detalles y un perfeccionista, repasaba una y otra vez sus obras para que nada se le escapase y añadía vidrieras, composiciones de cerámica o carpintería, todo lo cual manejaba también con asombrosa exquisitez. Su genialidad no se ceñía tan solo a la arquitectura, también creaba y diseñaba elementos decorativos y muebles. Fue un enamorado de la naturaleza, de Cataluña, de la arquitectura y de la religión, lo que se refleja en todas sus creaciones. Pero sobre todo fue un privilegiado de los sueños, con una imaginación extraordinaria y una creatividad digna de un genio. Antoni Gaudí encontró el alma de la piedra, y la sacó a la luz para que los demás mortales pudiéramos disfrutar de su belleza.

La vida de Antoni Gaudí está profundamente ligada a una familia de Barcelona de enorme influencia en aquellos años, la familia Güell, especialmente al Conde Eusebi Güell. Para esta familia lleva a cabo algunos de sus más significativos trabajos, como la Cripta de la Colonia Güell, el Palau Güell, el Parque Güell, los Pabellones Güell, etc. 

Interior de la Sagrada Familia
Interior de la Sagrada Familia


Eusebi Güell será su más importante benefactor, además de su amigo, y un entusiasta de su trabajo hasta el final de sus días. Por medio de este empresario conoce también al poeta Jacinto Verdaguer, que era el sacerdote de la familia Güell, y entablaría amistad con el tiempo con el obispo Torres y Bages y con el escritor Ángel Guimerá, entre otros.

En 1883 le ofrecen seguir con la construcción de la Sagrada Familia. Gaudí accede y su primer paso es cambiar completamente el plan original, impregnando el proyecto con su genial personalidad y talento.

Antoni Gaudí empieza a ser conocido y sus compromisos aumentan día a día, por lo que debe trabajar con otros arquitectos y demás profesionales relacionados con la rama de la construcción.

Su prestigio iba creciendo, y se le empieza a conocer fuera de Cataluña. En el año 1890 acepta dos proyectos en Castilla y León, el Palacio Episcopal en Astorga y la Casa Botines en León.

Antoni Gaudí


Antoni Gaudí nunca fue un hombre de gran vida social, era más bien solitario, aunque tuvo buenos amigos, prácticamente todos relacionados con su trabajo. Su vida sentimental tampoco fue demasiado fructífera, nunca se casó y se le conocen pocas relaciones. Una de ellas fue Pepeta Moreu, que rehusó casarse con el arquitecto para contraer matrimonio con un industrial adinerado. Parece ser que él mismo rechazó a otra joven por tener unas creencias religiosas distintas a las suyas. Más tarde el romance con una tercera mujer tampoco llegaría a buen puerto, ya que su empeñó en que su futura esposa fuese tan religiosa como él, llevó al curioso desenlace de que ésta decidió vestir los hábitos y meterse monja, quedando Gaudí de nuevo solo.

Cuando su hermana fallece, su hija disminuida psíquica pasa a ser responsabilidad de Gaudí. Llegarían años muy difíciles para el arquitecto: en 1906 muere su padre, a los 93 años; en 1912 fallece su sobrina a los 37 años de edad; en 1915 una importante crisis económica interrumpe su proyecto más amado, la Sagrada Familia; en 1918 muere también el empresario Eusebi Güell, su benefactor y uno de sus amigos más queridos. Este suceso hace que se detengan sus proyectos: el Parque Güell y la Colonia Güell.

Desde ese momento Antoni Gaudí se entrega en cuerpo y alma a finalizar la construcción de la Sagrada Familia, la Catedral de los pobres, como le gustaba llamarla. Llega incluso a mendigar para poder seguir con las obras, ya que no lleva a cabo apenas ningún otro trabajo, a no ser relacionado también con algún motivo religioso.

Gaudí fue una persona amable con sus amigos y conocidos, aunque también hay opiniones completamente distintas al respecto, excelente conversador y apasionado hasta la medula por su trabajo. Era un hombre de apariencia agradable, ojos claros y pelo rubio. Gustaba de cuidar su aspecto, vestía bien y su pelo y su barba siempre tenían un aspecto impecable. Su amor por la naturaleza siempre estuvo presente, por lo que practicaba la equitación y daba largos paseos que podían llegar a los diez kilómetros diarios.

Es obvio que Antoni Gaudí poseía unas profundas creencias religiosas, era católico practicante y tuvo varios amigos que profesaban esta religión. Sin embargo, algunos de sus estudiosos afirman que en la primera mitad de su vida fue más bien ateo y anarquista, que simpatizaba con la masonería, que formó parte de alguna sociedad secreta de la época y que algunas de sus construcciones reflejan símbolos y figuras que así lo atestiguan. Se dice incluso que en algún momento de su vida probó la Amanita Muscaria, un hongo alucinógeno que propició las visiones que le llevarían a dar forma a varias de sus creaciones.

Sagrada Familia


Los últimos años de Gaudí estuvieron dedicados en cuerpo y alma a la Sagrada Familia. Se aisló, se descuidó y rechazó muchos proyectos para poder consagrar su tiempo a terminar la construcción de la Catedral. Vivía prácticamente en la indigencia,            y el último año de su vida convirtió la Sagrada Familia en su hogar, allí vivía, allí trabajaba y allí era donde quería estar. Sus ropas eran viejas, incluso las llevaba enganchadas con agujas imperdibles; presentaba un aspecto totalmente abandonado, dejando atrás por completo el acicalamiento de su juventud.

Gaudí iba, como cada día, a rezar a la iglesia de San Felipe Neri, era un 7 de junio de 1926. Un tranvía le atropelló y le dejó mal herido, y tirado en las calles de Barcelona. La gente que se agolpó a su alrededor pensó que era un indigente, nadie le reconoció y tardaron en llevarle a un hospital. No llevaba ningún tipo de documentación, únicamente en uno de los bolsillos se encontró un libro religioso. En el centro de salud al que le llevaron tampoco lo atendieron de inmediato por el mismo motivo, hasta que al día siguiente le reconoció el sacerdote de la Sagrada Familia, que había salido en su busca al saber que no había regresado. Pero ya era tarde, falleció el 10 de junio. Tenía 74 años. Dos días más tarde se llevó a cabo su sepelio en la Capilla de Nuestra Señora del Carmen de la cripta de la Sagrada Familia, su Catedral. Allí se dieron cita infinidad de personas para darle el último adiós: cardenales, políticos, arquitectos, obispos…

Tras su desaparición fue criticado y despreciado, y su obra fue denigrada sin piedad. En la Guerra Civil Española su taller de la Sagrada Familia fue atacado y se perdieron infinidad de maquetas y documentos.

Su obra empieza a ser recuperada y valorada en la década de los cincuenta, y paulatinamente va ocupando el lugar que le corresponde por derecho propio. En 1952, celebrando el aniversario del nacimiento del genial artista, se crea la Asociación de Amigos de Gaudí; en 1956, la Universidad Politécnica de Cataluña crea la Cátedra Gaudí. El Ministerio de Asuntos Exteriores, en 1976, realiza una exposición sobre Gaudí que le lleva por todo el mundo, era el cincuenta aniversario de su muerte.

Distintas creaciones de Gaudí han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: El Palacio Güell, el Parque Güell y la Casa Milá, en 1984; la fachada del nacimiento, la cripta y el ábside de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la Casa Vicens, en el año 2005. La Sagrada Familia es uno de los monumentos más visitados de España.

Antoni Gaudí fue un hombre que se adelanto a su tiempo y como ocurre casi siempre en estos casos, un incomprendido. Pero sobre todo, Antoni Gaudí fue un hombre que supo descubrir el alma de la piedra, modelarla y amarla.

¿Quién es Gaudí?


Norman Foster es un arquitecto británico, y uno de los profesionales con mayor prestigio internacional. Dijo de Gaudí: "Los métodos de Gaudí, un siglo después, siguen siendo revolucionarios".

Charles Édouard Jeanneret-Gris, conocido como Le Corbusier, fue arquitecto, pintor y diseñador. Es uno de los arquitectos más importantes de la arquitectura moderna. Su opinión sobre Gaudí fue: "Este hombre hace lo que desea con la piedra, con un control formidable de las estructuras".

El escritor y periodista catalán Josep Pla diría de Gaudí: "Además de un gran constructor, Gaudí fue un gran artista, un nervioso de la belleza plástica, un permanente meditativo, ultrasensible de las formas y los colores de la vida".


Capilla de Nuestra Señora del Carmen, con la tumba de Gaudí
Capilla de Nuestra Señora del Carmen, con la tumba de Gaudí


El poeta y dramaturgo granadino Federico García Lorca se expresaría así: "Ante la fachada del nacimiento de la Sagrada Familia escucho un griterío, un jaleo de gritos sonoros tan fuertes, que resultan cada vez más estridentes a medida que la fachada se levanta hacia el cielo, hasta mezclarse con las trompetas de los ángeles en una algazara gloriosa que nunca puedo soportar durante mucho tiempo".

El arquitecto catalán Ricardo Bofill Leví dijo de Gaudí: "Con frecuencia me viene a la mente el pensamiento del hombre que era Gaudí. Pienso en ese delirante mundo interior, en esas alucinaciones sin orden, en esa locura fantástica y creadora, viviendo en el fondo de esa personalidad en apariencia serena".

Y para terminar, las palabras del arquitecto y escultor valenciano Santiago Calatrava: "La gente ha intentado entender a Gaudí en términos de paganismo, masonería, budismo o ateísmo. Creo que en efecto era un hombre que servía a una idea religiosa; pero que el Dios, o más bien la Diosa, a la que Gaudí veneraba era a la arquitectura misma".


Beatriz Moragues - Derechos Reservados



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