sábado, 20 de febrero de 2016

Roger Bacon: el monje que quiso iluminar las sombras

Roger Bacon fue mucho más que un monje medieval. Fue un pensador inquieto y un adelantado a su tiempo, que se atrevió a cuestionar dogmas en plena Edad Media. En este artículo nos acercamos a su figura, para entender por qué su curiosidad y su valentía intelectual siguen resonando siglos después.

Le llamaban Doctor Mirabilis (doctor Admirable), ya que todos los que le conocían se percataban de su extraordinaria inteligencia y de los inmensos conocimientos que albergaba en su interior. Umberto Eco se inspira en Bacon para crear al protagonista de su novela “El nombre de la rosa”, Guillermo de Baskerville, que más tarde interpretaría en el cine el actor Sean Connery.

Existen escasos datos sobre la vida de Roger Bacon, aunque 1214 parece ser el año de su nacimiento. Llega al mundo en Somerset, un condado en el Suroeste de Inglaterra. Su familia posee una economía desahogada que permite que el joven Bacon estudie en Oxford y más tarde en la universidad de París, que era el punto álgido de la cultura en aquella época. Estamos en el año 1241.

Roger Bacon

Cuando termina sus estudios, ejerce de profesor de arte y conoce a dos personas importantes para él: Guillermo de Aurvenia, filósofo, teólogo y obispo de París; y Alejandro de Hales, teólogo perteneciente a la Orden franciscana.

En el año 1247 vuelve a Oxford y allí establece contacto con otros dos hombres que serán fundamentales en su vida: Adam Marsh, intelectual y franciscano; y Roberto Grosseteste, franciscano de gran cultura que llegó a ser obispo de Lincoln (Inglaterra). Ambos personajes detectaron de inmediato la inteligencia de Roger Bacon y probablemente influyeron para que alrededor del año 1256, no se conoce la fecha exacta, ingresase en la Orden de los franciscanos.


El pensamiento y la obra de Roger Bacon


Bacon es un hombre que defiende con pasión sus puntos de vista y rechaza abiertamente posturas distintas a la suya, cosa que le granjeó no pocos enemigos. Sus superiores en la Orden franciscana no se lo hicieron pasar demasiado bien, pero encontró apoyo en su amigo el cardenal Guy le Gros de Folques, que con el tiempo llegaría a ser el Papa Clemente IV. Durante su papado, Clemente alentó sus escritos y le protegió mientras se mantuvo en el poder.

A él le remitió su obra Opus maius: un tratado sobre matemáticas, filosofía, gramática y física, donde recoge muchas de sus propuestas e intuiciones; y también Opus minus Opus tertium. Desgraciadamente, Clemente IV fallece en 1268, dejando a Bacon sin su principal respaldo en Roma.


Roger Bacon

Los enfrentamientos con sus superiores son cada vez más frecuentes y virulentos. Bacon aboga por el conocimiento y la cultura para apoyar a la religión, y afirma que los religiosos son incultos e ignorantes, al mismo tiempo que los acusa de deshonestidad por no llevar una vida más humilde.

Llega a demandar una transformación de los estudios de teología, pidiendo que se agregue el aprendizaje obligatorio de las lenguas originales en que fueron escritas las Sagradas Escrituras, para evitar malas traducciones. También aboga por el estudio de las ciencias e incluye en ellas la alquimia y la astrología.

Debido a sus ideas, pasa varios años de su vida encerrado, no solo tras los muros físicos, sino también prisionero de la ignorancia y la mediocridad ajenas. Su pensamiento incómodo y su afán por cuestionar lo establecido, le granjean enemigos dentro de su propia orden.


Los inventos de Roger Bacon


Las extraordinarias capacidades de Roger Bacon lo impulsan a idear inventos tan relevantes como unas gafas para corregir problemas de visión.

En plena Edad Media, Bacon envía una carta al Papa Clemente IV en la que describe la elaboración de la pólvora y anticipa su impacto en futuros conflictos bélicos. Su mirada estratégica y su afán por explorar los límites del conocimiento lo convierten en una figura tan fascinante como incómoda.

Entre los inventos más curiosos que se le atribuyen destacan los autómatas, especialmente una paloma mecánica que, según se dice, era capaz de alzar el vuelo; y una cabeza parlante construida con mecanismos que imitaban el habla humana.


Estudios de óptica
Estudios de óptica de Roger Bacon

Su perspicacia también le lleva a percatarse de las equivocaciones que existen en el calendario juliano. Este calendario es el que precedió al actual calendario gregoriano y se sustentaba en el movimiento del sol. Dionisio el Exiguo fue un monje del siglo VI al que se le encargó su confección, pero erró en varios años, además de omitir el año cero. Todos estos detalles fueron descubiertos por Bacon, pero tuvieron que transcurrir todavía tres siglos, hasta que el Papa Gregorio XIII ordenó modificarlo.

Otra de las invenciones de este singular personaje fue la mezcla de determinadas sustancias con las que conseguía un gas que le proporcionaba luz. Esto dejó tan asombrados a sus contemporáneos, que no dudaron en asegurar que tenía tratos con el diablo y que este le facilitaba una porción del fuego del infierno para ayudarle a leer por las noches.


El final de Roger Bacon


Roger Bacon fallece en 1294, a la increíble edad de 80 años, en Oxford. Ser tan longevo fue otro de sus misterios, ya que la esperanza de vida en esa época no llegaba a los 40 años. Cuenta la leyenda que algo tuvo que ver su afición a la alquimia.


Estatua de Roger Bacon
Estatua de Roger Bacon en el Museo Natural de Oxford

Su vida fue un viaje marcado por la sabiduría, la curiosidad infinita y el deseo de comprender el mundo más allá de los límites impuestos. Pero también estuvo atravesada por la incomprensión, el sufrimiento y la soledad del que piensa distinto. Al final de sus días, Roger Bacon deja una frase que condensa su desencanto: "Me arrepiento de haberme tomado tantas molestias en destruir la ignorancia". Un lamento que, lejos de apagar su legado, nos invita a reflexionar sobre el precio de la lucidez en tiempos de oscuridad.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados




8 comentarios:

  1. Hola Beatriz, magnífica entrada sobre Bacon. Confieso que sabía muy poco de él así que gracias por difundir su historia. Mientras leía me preguntaba lo que debieron haber sentido esas personas adelantadas a su tiempo, visionarios, cuya inteligencia y habilidades eran malinterpretadas. Sus últimas palabras muestran la amargura que le causó la estupidez ajena, incapaz de ver más allá de las supersticiones. Me sorprende que a él no hayan quemado en la hoguera. Un ser excepcional sin duda. PD: Me super-gustó El Nombre de la Rosa, una de mis pelis favoritas. Abrazo fuerte.

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    1. Hola, Ana. Muchas gracias por tu comentario. Roger Bacon fue, sin duda, uno de esos espíritus incómodos para su época: curioso, brillante y demasiado libre. Sus últimas palabras son como un suspiro de hartazgo.

      Y sí, casi un milagro que no acabara en la hoguera, aunque lo tuvieron bien vigilado, como a tantos que se atrevieron a desafiar el dogma.

      El Nombre de la Rosa también es de mis películas favoritas. Hace tanto que la vi, que cualquier día me animo y la vuelvo a ver de nuevo.

      Un abrazo grande 🤗

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  2. Hola, Beatriz, qué frase más buena, lástima que le tocara vivir esa época, aunque no creo que hoy en día su genialidad hubiera tenido más adeptos o hubiera tenido menos problemas. Así es el género humano, unos por necios y otros porque se creen tan inteligentes que desprecian o envidian al prójimo. Un ejemplo a seguir no hay duda.
    Un abrazo. :)

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    1. Hola, Merche. Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón, a veces da vértigo pensar que, aunque cambien los tiempos, ciertas actitudes humanas siguen repitiéndose. Bacon fue un visionario, pero también un testigo incómodo de la necedad y la soberbia que lo rodeaban y que, como bien dices, aún nos acompañan.

      Pero qué valioso que existan figuras como él, que nos recuerden que pensar distinto también es una forma de valentía.

      Un abrazo 🤗

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  3. ¡Beatriz! Cuánto disfruto navegar por tus letras cuando me haces recordar lo que fueron enseñanzas de escuela, en las que has profundizado de manera pasmosa y además me das a conocer cosas que jamás supe. Es magnífico tu artículo, y te lo agradezco muy de veras. Un abrazo fuerte.

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    1. Hola, Maty. Gracias por tus palabras, y por dejarte llevar por el viaje que propongo en cada texto. Qué bonito descubrir nueva información y poder mirar con otros ojos lo que creíamos conocido.

      Un abrazo grande 🤗

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