viernes, 25 de marzo de 2016

El conde Drácula, entre la historia y la leyenda

El aristócrata seductor, atractivo y misterioso. Drácula es el dueño de la oscuridad por méritos propios. Ese personaje que provoca admiración y rechazo al mismo tiempo y que, tal vez, vive en algún rincón oculto en el interior de todas las personas, reflejando nuestra propia sombra.

Drácula necesita la sangre humana para sobrevivir, porque es eterno, pero no inmortal. El líquido rojo que corre por nuestras venas siempre ha tenido connotaciones mágicas. Es la vida, que realmente es lo que toma el vampiro cuando la succiona. Una vida que necesita para alimentar la suya propia.



Drácula, Coppola


Transilvania, el hogar de Drácula


El noble rumano sigue vivo después de dos siglos. En Transilvania, Rumanía, el personaje es una atracción para los turistas, aunque a algunos de sus habitantes les desagrade que el nombre de su región vaya unido indisolublemente a esta oscura criatura.

Transilvania es una zona de escarpadas montañas, densas nieblas y pueblos perdidos en las profundidades de la nada. El decorado ideal para Drácula, que desde su castillo de los Cárpatos mueve los hilos de la vida y de la muerte a su antojo.


Castillo de Bram


El Castillo de Bram se presenta como la morada del vampiro, pero en realidad nada le relaciona con el personaje. Fue construido en el siglo XIV para defender la región del ataque de los turcos. Ya en el siglo XX sirvió de residencia vacacional al Rey Miguel I de Rumanía, para después convertirse en museo. En el año 2006 pasó a manos de los descendientes de sus dueños originales.



Carmilla, vampirismo lésbico


Joseph Sheridan Le Fanu es el creador de Carmilla, un relato que refleja la atracción erótico sexual entre dos mujeres de una manera explícita.

Carmilla, Le Fanu
Le Fanu escribe Carmilla en el año 1871, veinticinco años antes del Drácula de Stoker, y aunque no es la primera historia de vampiros, ya refleja todos los rasgos que más tarde harían famoso el tema vampírico y que Stoker utilizará para inspirarse en su novela.

La protagonista, Laura de 19 años, cuenta como su vida, que transcurre tranquila en el castillo propiedad de su padre, se transforma de repente cuando un carruaje con dos desconocidas, madre e hija, se accidenta y esta mujer, Carmilla, llega a su vida.

La joven descubre con sorpresa al ver el rostro de su nueva amiga por primera vez, que ya soñó con ella siendo tan solo una niña de seis años, y jamás pudo olvidar ese sueño.


En el relato Laura  asegura: “Suspiró y me miró apasionadamente con sus hermosos ojos negros. En realidad, aquella joven me atraía de un modo inexplicable, pero al mismo tiempo me inspiraba una indefinible repulsión. Sin embargo, pese a lo contradictorio de mis sentimientos, lo que predominaba era la atracción. Aquella joven desconocida, hasta cierto punto, me interesaba y me conquistaba. ¡Era tan hermosa y fascinante!

Le Fanu ya le proporciona a su relato ese trasfondo erótico que impregna la relación del vampiro con su víctima, al mismo tiempo que rodea la historia de una atmosfera intangible y mágica, queriendo reflejar un mundo singular que escapa a los sentidos ordinarios.



Bram Stoker


Abraham Stoker nace en Dublín, Irlanda, en 1847. Sus primeros siete años de vida los pasa enfermo, con una dolencia que le impide caminar. Sin embargo, superada esa etapa se convierte en un amante de los deportes. Más tarde, en la Universidad estudia la carrera de Matemáticas.

Su atracción por las artes le convierte en crítico teatral y después en representante del actor inglés Henry Irving, con quien le unirá una gran amistad que durará hasta la muerte del actor.

Stoker escribe varios relatos y novelas. Se pueden citar: El paso de la serpiente, El misterio del mar y La joya de las siete estrellas.

Pero la obra que escribe en 1897 y por la que es conocido en todo el mundo, es Drácula. El protagonista es un conde carismático y seductor, y la trama está repleta de misterio y sensualidad. Un personaje digno, que despierta la simpatía y el rechazo a partes iguales.


Drácula

El Conde, un No Muerto, vive por la noche y se oculta de la luz del sol. Necesita el aliento vital de la sangre humana y aunque se sabe eterno, es perfectamente consciente de su mortalidad. La luz del día lo debilita, pero una estaca en el corazón sabe que sería su final. Tiene la capacidad de transformarse en animales como el lobo o el murciélago. Originalmente, para darle muerte había que clavarle una estaca en el corazón, cortarle la cabeza y llenarle la boca de ajos. Con el paso del tiempo, el tema de los ajos pasó a ser un elemento más de protección frente a él, posiblemente por influencia del cine.

Se dice que Stoker se inspira para su personaje en Vlad Tepes, el empalador, también conocido como Vlad Dracul. Fue un sádico príncipe valaco que gustaba de empalar a sus enemigos. Sin embargo, la singularidad de beber sangre humana fue una aportación personal del escritor, ya que no existe ningún dato que refleje que Tepes lo hiciese.

Sin embargo, más allá del enigmático y seductor vampiro, Rumanía es un país repleto de belleza, de paisajes hermosos, y único para detener el tiempo por unos días. En alguna esquina de sus calles estrechas quizá el conde está al acecho, pero seguro que nos permite recorrer las venas de una región por la que él se mueve invisible e imperecedero.

Posiblemente hasta nos dejaría pernoctar en su magnífico hogar, siempre teniendo en cuenta su advertencia: “Puede usted ir a donde quiera en el castillo, excepto donde las puertas están cerradas con llave, donde por supuesto usted no querrá entrar. Hay razones para que todas las cosas sean como son, y si usted viese con mis ojos y conociese con mi conocimiento, posiblemente lo entendería mejor”. 

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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