Edward
Alexander Crowley, más conocido como Aleister Crowley, nace en octubre de 1875,
en Warwickshire, Inglaterra. Fue un personaje extraño, carismático y que, en
plena era victoriana, rompió todos los moldes y escandalizó a la sociedad. Se
le conocía con diferentes apelativos, como “La Bestia 666” o “El hombre más
perverso del mundo”.
Su
familia poseía una buena posición económica y pertenecía a un grupo religioso
denominado “Los hermanos de Plymouth”, de ideas rígidas y radicales, donde los
libros sagrados eran lo primero y lo único.
Su padre
fallece cuando Aleister tiene tan solo once años y su madre, imbuida en sus
rigurosas creencias religiosas, jamás le da al niño un abrazo, un beso, ni le
muestra afecto de ningún tipo. Asimismo, no le permite leer otro libro que no
sea la Biblia.
El joven
Crowley lo soporta mientras no tiene más remedio, pero cuando llega a la
adolescencia comienza a alejarse de aquel ambiente sofocante y represivo. Su
madre, al ver la libertad con la actúa su hijo y lo poco que le importa la
religión, le pone el apelativo de “La gran Bestia”, identificándole con la
Bestia del Apocalipsis.
Aleister
es un hombre polifacético, escribe, hace deporte, juega al ajedrez, le interesa
la astrología y devora libros, lo que le lleva a atesorar una gran cultura. Se
crea una personalidad atractiva y magnética, siempre contra corriente, que no
deja indiferente a nadie. Y comienza a tener un grupo de seguidores.
A los 23
años se une a la Golden Dawn, una Orden esotérica muy popular en Inglaterra, y
allí decide que su futuro debe ser el de la magia y el ocultismo. Estamos en
1898.
Otra de
las facetas de Crowley es la de viajero, estuvo en París, El Cairo, China, Marruecos,
Túnez, España, Italia, México, Chile, Nueva York, India, Birmania, Argentina y
Canadá.
Empieza
a tener visiones y en el año 1904 asegura que se le aparece Aiwass, una entidad
que no es de este mundo. Comienza a practicar la escritura automática y es así
como nace un pequeño libro, al que titula “El libro de la ley” y cuya única
norma es “Haz lo que quieras”. Lo publica ese mismo año y a partir de ese
momento comienza a tener problemas con la Golden Dawn, por lo que decide
marcharse.
Crea la Abadía
de Thelema, en Cefalú, Sicilia, y va de escándalo en escándalo. Sus orgías
sexuales son famosas, incluso se dice que participan menores de edad. Su
coqueteo con las drogas tampoco es bien visto, y su declarada bisexualidad
levanta muchas ampollas en una época tremendamente puritana. Practica la magia
negra, y la magia roja para sus ritos sexuales. Hasta que en un ritual muere
uno de los discípulos y es expulsado de Italia por el gobierno de Mussolini.
Más tarde también será expulsado de Francia.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Supongo que el hecho de haber crecido sin cariño, sin un abrazo, ni un beso, marca a la persona. No conocía esta historia. Gracias por compartirlo. Un saludo
ResponderEliminarSin duda, ese tipo de circunstancias tienen que marcar a una persona para siempre. Gracias por tu comentario, Nuria. Saludos!!
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