viernes, 20 de octubre de 2023

Historia de la Música

La música existe desde el principio de los tiempos. La naturaleza es música: el sonido del agua entre las piedras, el trueno de la tormenta, el repiquetear de la lluvia en el pavimento, el viento silbando entre los árboles. Nuestros antepasados convivían con esa música, formaba parte de sus vidas y para ellos era esencial.

La música también estaba muy presente en los rituales antiguos, en esa unión entre el cielo y la tierra, en el deseo de acercarse a los dioses y comunicarse con ellos.  Magnificaba los momentos importantes, y lo sigue haciendo en la actualidad.

Una de las cosas que hace especial a la música es que tiene un componente mágico, trascendente. Alguien siente una emoción y la traslada a un pentagrama, y más tarde el sonido que salga de esas notas se convertirá de nuevo en emoción para otras personas. Pero al mismo tiempo, la música también es matemática pura.

La música en tiempos pasados

Nuestros antepasados eran capaces de hacer música con instrumentos rudimentarios: con el hueso de un buitre, con una concha, con cañas, con troncos o con una piel tensada de animal, a modo de tambor. Estos restos se han localizado mayormente en cuevas y aparecen relacionados con rituales para favorecer la caza.

Pero el canto y la danza también eran parte de otros rituales: para propiciar la lluvia, atraer la suerte en la batalla o mejorar la salud de personas y animales. El sonido y el movimiento eran sinónimo de vida, mientras que la inmovilidad y el silencio representaban la muerte.

En el Neolítico la música estaba en manos de hechiceros y nigromantes, que la utilizaban para exorcizar demonios.

Asimismo, se han encontrado signos musicales grabados en piedra que datan de la Antigua Grecia, era su manera de recordar una melodía. Obviamente, nada tenían que ver con las notas musicales actuales.

La música en la antigüedad estaba reservada a las clases altas e iba unida, en muchas ocasiones, a la poesía. Los filósofos, los sacerdotes y los poetas eran sus más importantes representantes.

Pero además de las clases altas y los religiosos, la música también estaba presente entre la gente normal, en el pueblo llano. Los trabajadores cantaban al realizar las labores agrícolas, y así queda plasmado en la poesía del Antiguo Egipto o en la epopeya de Gilgamesh. En Mesopotamia los músicos eran personas de una gran influencia, que acompañaban al monarca en diversos momentos importantes.


Es en la Edad Media cuando ya existen intentos de plasmar la música en el papel. Hablamos de los siglos VIII y IX, aunque algunos autores afirman que ocurrió antes de dichas fechas.

En Occidente, los cantos gregorianos van muy unidos a la religión católica, en su intención de glorificar a Dios. Más tarde, en el Renacimiento, ya aparecen en Europa la música barroca y la música flamenca.

Pero no solo la religión católica se ha interesado por la música, los hindúes afirmaban que su creación se debía a Brahma; los griegos a Apolo o a Orfeo; los egipcios al dios Osiris; y los judíos a Júbal, un descendiente de Caín y antepasado de todos los músicos que utilizan la flauta o el arpa.

El origen de la música en el mundo occidental lo encontramos en la Antigua Grecia, donde formaba parte del día a día y de la educación de los jóvenes espartanos, y donde ya se utilizaban instrumentos como la cítara, la flauta o el arpa. En Creta, cuando un músico fallecía era introducido en la sepultura junto a una copia, realizada en arcilla, de un instrumento musical.

Muchas de las familias bien posicionadas económicamente tenían a su servicio un maestro de baile e incluso una habitación de la casa destinada exclusivamente a la danza.

Para Aristóteles era obvio la manera en que la música influía en las emociones de las personas, por lo que consideraba esencial que estuviera presente en la educación de los jóvenes.

En la época helenista la música sigue avanzando y se va transformando de algo relacionado con la vida espiritual del ser humano, a simplemente un modo de entretenimiento.

La música llega a todas las personas

Es en el Renacimiento cuando la música experimenta su mayor crecimiento y, con la aparición de la imprenta, aumenta notablemente el uso de las partituras. A partir de 1600 aparecen figuras tan conocidas actualmente como Johann Sebastian Bach y Vivaldi.

Es la iglesia la que durante mucho tiempo ampara a la música, dando un aura religiosa a las composiciones musicales. Sin embargo, poco a poco van surgiendo otros personajes influyentes que desean invertir su dinero en ayudar a los músicos, y esta rama del arte va separándose paulatinamente de la religión.

Más tarde hará su aparición la Opera, y como una de las obras más representativas podemos citar La Flauta Mágica, de Amadeus Mozart. Estamos en el siglo XVIII.

Ya en el siglo XX encontramos autores como Stravinski, Puccini, Albéniz, Ravel, Manuel de Falla o Strauss. Pero dicho siglo es inmensamente rico en estilos musicales como el blues, el funk, los ritmos latinos, el tango, el jazz, el góspel, el rock y el flamenco.

Aunque es, sin duda, la radio y la televisión las que convierten la música en un fenómeno que llega a todas las personas. Gracias a ellas, grandes figuras como Michael Jackson, los Beatles, Madonna, Frank Sinatra o Elvis Presley, son parte ya de la historia de la música.

Las orquestas de prisioneros en los campos de concentración nazis

Las orquestas de prisioneros actuaban diariamente en los campos de concentración. Tenían varios significados. Para muchos prisioneros eran un desahogo y una manera de hacer más llevadera la vida en aquel infierno, pero los nazis también la utilizaban para infundir terror, para humillar a los cautivos y para amenizar las visitas oficiales.

Los guardias obligaban a los prisioneros a que fueran cantando hacia los lugares dedicados a los trabajos forzados, las orquestan también tenían que tocar cuando llegaba un tren repleto de personas cuyo fin era la muerte en las cámaras de gas e igualmente se les forzaba a acompañar las ejecuciones públicas. Auschwitz tuvo varias orquestas, entre ellas una de mujeres.

Música: emociones y matemáticas

La música ha acompañado la felicidad y la desgracia de los humanos desde el principio de los tiempos, y distintos compositores también han intentado con ella hacer un mundo un poco mejor. Canciones como My name is Luka, de Suzzane Vega, ya hablaba de la violencia de género en la lejana década de 1980; Streets of Philadelphia, de Bruce Sprigstein, trataba la problemática del SIDA; la famosa Imagine del malogrado John Lennon, nos pedía que imagináramos un mundo diferente, menos violento y cruel; y Biko, de Peter Gabriel, denunciaba el racismo.

La música, emociones y matemáticas fluyendo juntas para procurarnos una vida más rica, salvarnos de momentos oscuros e incluso transportarnos fuera de este mundo en ocasiones. Todo eso es la música. Bendita música.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


Para saber más
Historia de la música - Ser Historia (Nacho Ares)
Homo musicalis - Luis Antonio Muñoz (La esfera de los libros)
Historia de la música occidental - Varios autores (Alianza música)


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