Howard Phillips
Lovecraft era un creador, un creador de quimeras, de cuentos, de dioses. Un
tipo extraño, lleno de prejuicios, de miedos que campaban a sus anchas por su
mente. Pero al mismo tiempo un genio, un hombre capaz de volcar en el papel sus
mundos interiores, de crear las criaturas más asombrosas y arrastrar con ello a
miles de seguidores que siguen a día de hoy tras sus huellas.
La madre de Howard es
posesiva, fría, dominante, poco dada a mostrar los afectos. Y le repite
constantemente a su hijo que, a pesar de ser un niño muy feo, no debe jugar con
otros niños, pues no están a su altura en ningún aspecto.
La personalidad de H. P. Lovecraft
El pequeño Howard es
enfermizo, temeroso, siempre buscando el amparo de su madre. Ni de niño, ni de
adolescente goza de muchas simpatías en su entorno, no tiene muchos amigos,
pues todos piensan que es un niño raro, solitario, introvertido y taciturno, al
que no le gustan los juegos ni el deporte. Su principal afición es leer, y así
pasa las horas y los días, leyendo en la biblioteca de su abuelo. Siempre
rodeado de personas mayores.
Crece pensando que sólo
las familias burguesas son dignas de admiración y respeto, y esa idea le
acompañará toda su vida. Múltiples miedos van anidando en su interior: miedo al
mar, dicen que por una intoxicación que padeció al comer pescado en mal estado;
a los inmigrantes, de los que piensa que son unos indeseables, desaliñados y
sucios, y que no deberían estar en su país. En realidad, los aborrece y los
teme a partes iguales. Detesta el progreso, la modernidad. Su deseo es vivir
anclado en su mundo, un mundo inamovible donde nada cambia. Y su mundo es el
siglo XVIII. Todo lo que esté al margen de eso, le aterra.
No le gusta el día, la
luz del sol. Por la noche, sin embargo, se siente a sus anchas. Aprovecha para
escribir, pasear, leer, pensar. Cuando sólo el silencio le acompaña y la
mayoría de personas duermen, él está más despierto que nunca. Y también le
fascina recorrer los cementerios, perderse entre sus sombras, caminar junto a
las lápidas y rozarlas con sus dedos, sintiendo el frío traspasar su piel.
Lovecraft, el escritor
Howard P. Lovecraft no
escribe nunca un libro, sólo relatos, pero que atrapan entre sus líneas a miles de lectores. Va más allá del miedo. Crea un mundo de seres extraños,
donde el terror se mezcla con la fantasía, la mitología y la ciencia ficción. Crea
algo nuevo, diferente, seductoramente terrorífico.
Los mitos de Cthulhu |
Es un gran admirador de Edgar Allan Poe. A los
15 años escribe su primer cuento, La
bestia de la cueva. Estamos en 1905. Pero aún tendrá que esperar 14 años
para que algo suyo sea publicado, Dagón, un
relato que había escrito dos años antes. Pero
a partir de ese momento, la publicación de sus textos se hace continua y poco a
poco va consiguiendo multitud de seguidores que le escriben cartas y a las que
él responde fielmente. En 1923 ve la luz una de sus mejores obras: El
Ceremonial. Otros de sus relatos más notables son: En la noche de los tiempos,
En las montañas de la locura y La llamada de Cthulhu.
La vida amorosa de Lovecraft
En 1924, Howard conoce
a Sonia Greene y el amor surge entre ambos. El escritor tiene 34 años y Sonia
44, pero esos 10 años de diferencia no son un obstáculo para ellos. Además, la
mujer se parece extraordinariamente a su madre, que ha fallecido 3 años antes,
lo que le ayuda a dar el paso.
Sin embargo, esa unión
no es demasiado larga. Lovecraft, imbuido en sus rarezas, se niega en rotundo a
tener relaciones sexuales con su mujer. Sonia lo soporta durante 2 años, tras
los cuales se separa de él.
Regreso al origen
El escritor se queda
solo de nuevo y regresa a Providence, donde se establece ya hasta el final de
sus días. Allí vive encerrado en su mundo y escribiendo continuamente. Sigue
rechazando todo lo que huela a modernidad y a cambio. En sus últimos años se
adhiere a corrientes fascistas.
Última residencia de Lovecraft, de mayo de 1933 a marzo de 1937 |
Howard Phillips
Lovecraft muere en 1937. Y poco a poco va creciendo la leyenda en torno a él.
Leyenda que continúa a día de hoy.
El Necronomicón
Este libro mágico,
salido de la imaginación de Lovecraft y citado en varias de sus obras, fue cobrando vida poco a poco y
convirtiéndose en real. En teoría está escrito por el árabe Abdul Alhazred, y
es un libro que sirve para invocar a criaturas oscuras y atraerlas hasta
nuestro universo. Se dice que fue escrito en el siglo VIII y llegó a España en
1647.
Tumba de Lovecraft, donde se puede leer la inscripción "Yo soy Providence", algo que él repetía asiduamente |
Actualmente existen
distintas versiones del Necronomicón
a la venta, a pesar de lo que el mismo Lovecraft llegó a decir en su día:
“Nunca existió ningún Abdul Alhazred o el Necronomicón,
porque inventé esos nombres yo mismo”.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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