Soy una fan incondicional de Neil Gaiman, y me apasiona el mundo de lo sueños en todas sus formas. Para mí, soñar no es solo cerrar los ojos, es caminar entre símbolos, es una travesía por lo invisible. Esta reseña es un tributo a esa materia onírica que Gaiman ha sabido moldear como nadie, con belleza y oscuridad al mismo tiempo. Gaiman no escribe historias, convoca rituales, y The Sandman es uno de los más poderosos.