En la mitología griega, Ares es la personificación de la violencia y la guerra. Hijo de Hera y de Zeus, este dios encarna la crueldad y el horror de las batallas. Aunque inspira miedo, su manera impulsiva e irracional de actuar hace que acabe derrotado en algunas de las contiendas en las que se ve envuelto. En la mitología romana se le equipara a Marte.
Ares procede de Tracia, en la Península de los Balcanes. Sus habitantes eran considerados bárbaros por los griegos, debido a su violencia y a su afán de estar siempre en conflicto. Es allí donde el dios huye cuando se descubre su relación con Afrodita, y los demás dioses lo expulsan del Olimpo.
Ares es atractivo y eso le propicia tener aventuras con diosas y mujeres mortales, pero su preferida es Afrodita. Su romance es conocido por todos, que lo contemplan con desagrado, no solo por la antipatía que les despierta Ares, tambien porque la diosa está casada con Hefesto.
Como no es un dios popular, sus lugares de culto no abundan. Se sabe que uno de esos lugares es Escitia, donde se le adoraba en forma de espada.
También en la isla donde habitan las amazonas, situada en el mar Negro, existía un altar en su honor. A esta isla se la conocía con el nombre de isla de Ares.
Y mención aparte merece la admiración que le profesaba el gran Alejandro Magno, en Macedonia. Por escritos de Plutarco, se sabe que realizaba rituales en su honor antes de cada contienda.
Ares es hermano de Atenea, que es también una diosa guerrera. Sin embargo, ambos entendían la guerra de manera totalmente opuesta. Mientras Ares es adicto al conflicto permanente, irreflexivo y salvaje; Atenea es una estratega, valiente y noble. Como es natural, ambos hermanos no tenían muy buena relación.
Los hijos de Ares
Al dios de la guerra se le conocen varios hijos, entre ellos las amazonas, Eros y Harmonia.
También tuvo hijos con mujeres mortales, entre ellos Cicno. Bravucón y pendenciero como su padre, todo el mundo le conocía porque le gustaba atacar a los caminantes que se dirigían al oráculo de Delfos, les robaba y casi siempre les mataba. Los dioses, cansados de sus fechorías, mandaron a Hércules para que solucionara el problema. Cicno acaba muerto en el enfrentamiento y Ares, intentándo vengarle, también termina herido por Hércules.
Los animales que están bajo su protección son el buitre, el perro y el pájaro carpintero. Se cuenta que la carroza en la que solía desplazarse era guiada por dos caballos inmortales
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
Para saber más
Ares
Mitología - C. Scott Littleton (Editorial Blume)
Mitologías del mundo - Fernand Comte (Editorial Vox)
Hola, Beatriz, qué chula la primera foto... Ares simboliza lo peor del género humano, debería ser el dios de que las guerras acaben, algo así, no el dios de la paz, sino algo más en positivo (aunque quizá así no tenía tanto magnetismo).
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola, Merche. Me alegro que te haya gustado la foto 😊 Sí, Ares simboliza la parte más negativa del ser humano, supongo que por eso no era muy querido. Un abrazo.
Eliminar¡Qué interesante, Beatriz! Ares siempre me ha parecido un personaje curioso dentro del Olimpo: un dios de la guerra que, en lugar de ser admirado, casi parece un paria. Supongo que ser pura furia sin cabeza no ayuda mucho cuando tu hermana es la diosa de la estrategia y la inteligencia en combate.
ResponderEliminarLo de Alejandro Magno y sus rituales en su honor tiene todo el sentido. Con lo obsesionado que estaba con la conquista, seguro que veía en Ares un modelo a seguir… aunque al final parece que le fue mejor inspirándose en Atenea.
Y lo de Cicno es de manual: bravucón y problemático hasta que los dioses se hartaron y enviaron a Hércules a poner orden. El final estaba cantado, porque si Hércules es tu "castigo divino", ya puedes ir despidiéndote.
Muy buen repaso al dios más odiado del Olimpo. ¡Un abrazo, compañera!
Hola, Miguel. Sí, el muchacho no era muy querido ni respetado. Es lo que tiene ser un descerebrado y además violento 🤷🏻♀️
ResponderEliminarLa admiración de Alejandro Magno es lógica, como tú dices, era un conquistador. Obsesionado con la conquista, como tantos. El mundo está hecho así, a base de violencia, sangre y conquistas. Mucho de Ares y poco de Atenea.
Un abrazo 😊
Cómo me ha gustado leer tu Post. Me encanta la mitología griega. He leído mucho sobre ella pero ya veo que aún me falta mucho por aprender. Desconocía detalles como el carácter agresivo irracional de Ares o que es hermano de la diosa Atenea. Muy curiosa su historia. ¡Muchas gracias por compartirla!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Cristina.
ResponderEliminarLa mitología es fascinante. A mí me gustan todas pero, es verdad, que la que más conozco, de momento, es la mitología griega.
Me alegro que te haya gustado el arti y que hayas descubierto datos que desconocias.
Un abrazo!!
Hola Beatriz, me ha en antado esta entrada, me gusta la mitología, y por muy impopular que sea, me gusta Ares, será que me gustan los chicos malos, jaja, fuera de risas has confeccionado una información muy buena.
ResponderEliminarUn abrazo!!🤗
Hola, Dakota. Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar, y cuidadito con los chicos malos :-)
EliminarUn abrazo!!
Me ha encantado cómo has presentado a Ares, un dios tan polémico y fascinante, con esa mezcla de atractivo seductor y brutalidad desenfrenada que lo hace tan humano dentro de su divinidad. Como lector, me siento como si estuviera hojeando un libro antiguo de mitos, pero con un toque fresco y accesible que invita a seguir explorando.
ResponderEliminarEl arranque con la relación de Ares y Afrodita es un acierto total. Pintas ese romance escandaloso con pinceladas justas, mostrando no solo la pasión, sino también el juicio de los demás dioses, lo que le da un aire de culebrón mitológico que engancha. La mención de Hefesto como el esposo traicionado añade una capa de drama que hace que quieras saber más sobre cómo se las arreglan con ese triángulo amoroso. Luego, el detalle de los lugares de culto, como Escitia o la isla de las amazonas, me pareció súper evocador. La imagen de adorar a Ares en forma de espada o en un altar en una isla remota es tan poderosa que casi puedo visualizar esos rituales oscuros y primitivos. Y el guiño a Alejandro Magno, con sus ofrendas antes de las batallas, le da un toque histórico que conecta el mito con la realidad de una forma muy chula.
La sección sobre los hijos de Ares añade una dimensión más profunda. Las amazonas, Eros y Harmonía como sus descendientes son un contraste curioso, porque reflejan tanto su violencia como su conexión con el amor (gracias a Afrodita, supongo). Pero la historia de Cicno me revoluciona: ese hijo bravucón que aterroriza a los peregrinos y termina enfrentándose a Hércules es puro drama mitológico. Que Ares salga herido intentando vengarlo muestra su lado más visceral, pero también su vulnerabilidad, algo que no siempre asociamos con el dios de la guerra. Es como si, a pesar de su arrogancia, no pudiera evitar meterse en líos.
El cierre con los animales y la carroza tirada por caballos inmortales es un broche perfecto. El buitre y el perro encajan a la perfección con la imagen salvaje de Ares, pero lo del pájaro carpintero me sorprendió y me ha hecho sonreír; es un detalle peculiar. La carroza con caballos inmortales refuerza esa aura de poder indomable que lo define.
Logras que Ares, con todo su caos y encanto peligroso, sea un personaje que intriga y seduce, a pesar de sus defectos. Me ha dejado con ganas de seguir explorando estas historias divinas, quizás con un foco en Atenea o Afrodita para ver cómo completan este cuadro.
Te felicito, Beatriz.
Buenos días, Marcos. Me alegra que hayas disfrutado del artículo de Ares, ese dios rudo e irresponsable, pero también con cierto magnetismo.
EliminarSu relación con Afrodita nos proporciona ese escándalo divino con una dosis de dramatismo que nos recuerda que, incluso los dioses, tienen sus enredos dignos de una epopeya. Y Hefesto, con su papel de esposo traicionado, aporta ese elemento trágico digno del mejor culebrón.
La imagen de las amazonas o de Alejandro Magno ofreciendo tributos a Ares antes de la batalla, siempre me ha parecido una conexión poderosa entre mito e historia, y que refleja muy bien la mentalidad de otras épocas.
La mención a los hijos de Ares es clave para comprender el legado del dios de la guerra y Cicno, con su osadía y su enfrentamiento con Hércules, es sin duda un reflejo de lo más visceral del espíritu belicoso de su padre.
Muchas gracias por tu comentario, y por tomarte el tiempo de pasarte por aquí .
¡Un abrazo!