Jaime I de Aragón, dejó una huella imperecedra en la historia medieval de la Península Ibérica. Su reinado transformó el Mediterráneo, y con la conquista de Valencia y Mallorca amplió los dominios de la Corona de Aragón y cimentó las bases de un reino más prosperó.
Jaime I nace en Montpellier, el 2 de febrero de 1208. Sus padres, Pedro II el Católico y María de Montpellier, no tuvieron una unión demasiado feliz. No se llevaban bien y ni siquiera compartían el lecho, por lo que la concepción del pequeño Jaime fue un hecho ciertamente singular.
Pedro II repudia a su mujer y desea la nulidad matrimonial, pero el Papa Inocencio III se niega a concedérsela, por lo que el rey de Aragón pone tierra de por medio y se aleja de María de Montpellier.
La iglesia y los nobles están sumamente preocupados, la corona no tiene un heredero, y ante la negativa de Pedro II de acercarse a su mujer, llegan a la conclusión de que no tienen otra salida que urdir un engaño, con la complicidad de la misma reina.
Conspiración y engaño para preservar la corona
La noche llega silenciosa, preparando el escenario para la intriga que está a punto de consumarse. Uno de los hombres del rey le convence para que acuda a una cita con una de sus amantes, asegurándole que ella estará esperándole.
Pedro II se deja convencer con facilidad y acude esa noche a la habitación de palacio acordada. La penumbra lo envuelve todo, pero el rey no necesita más luz, sabe que su amante le espera en la cama.
La noche transcurre y da paso a los primeros rayos de sol. Pedro II, satisfecho y confiado, no imagina la sorpresa que le espera.
La puerta se abre de repente y, uno tras otro, comienzan a entrar clérigos, nobles y gran parte de su entorno, como si todo aquel que estuviese en palacio hubiese decidido irrumpir en su privacidad.
Pedro II lo contempla todo estupefacto, sin comprender qué está ocurriendo, pero cuando mira de nuevo a su lado en el lecho y ve a María de Montpellier, de pronto la claridad se hace en su mente. Le han tendido una trampa.
El rey contempla impasible como todos le piden perdón, asegurándole que lo han hecho por la corona, que Aragón necesita un heredero. Sin decir una sola palabra, abandona la habitación, monta en su caballo y desaparece.
El engaño da sus frutos y María de Montpellier queda embarazada. Desde ese mismo día empieza a pensar en el nombre que le pondrá a su hijo, al futuro rey de Aragón. Y cuenta la leyenda, que para decidirlo decide utilizar un curioso ritual.
Coloca doce cirios grandes en el interior de una habitación. A cada uno le otorga un nombre, de modo que estén representados los doce apostoles de Jesús. A continuación eleva una oración a los cielos, prometiendo que el cirio que tarde más en apagarse, será el que represente al futuro heredero. La última luz en sucumbir es la que lleva por nombre Santiago.
Los nombres de Jaime y Santiago tienen el mismo origen, provienen del Ya´akov hebreo, que más tarde derivó en el Iacobus latín.
Bajo la protección de los caballeros templarios
Pedro II pierde la vida en la batalla de Muret, cuando Jaime cuenta cinco años de edad. El pequeño está, desde los dos años, bajo la tutela de Simón de Monfort que, paradójicamente, es quien acaba con la vida de su padre. En ese momento se le pide que renuncie a la tutela del niño, pero Simón de Monfort se niega y no es hasta un año más tarde cuando accede a dejar ir al niño, después de recibir presiones del Papa Inocencio III.
Como su madre, María de Montpellier, también ha fallecido, Jaime pasa a estar bajo la protección de los caballeros templarios. La regencia pasa a manos de su tío Sancho, conde de Rosellón.
A los diez años es declarado mayor de edad y a los trece contrae matrimonio con Leonor de Castilla, hija de Alfonso VIII de Castilla. Un matrimonio que será anulado nueve años más tarde.
Las batallas que lo convierten en Jaime I el Conquistador
Diferentes acciones bélicas mantienen a Jaime I ocupado, hasta que toma forma la conquista de Baleares, entrando en la ciudad de Mallorca el 31 de diciembre de 1229. Dos años más tarde se rinde Menorca, y el conflicto finaliza en 1235 con la toma de Ibiza.
En esos años también se gesta la conquista de Valencia, comenzando con la toma de Morella en 1232, para continuar un año más tarde entrando en Burriana y Peñíscola, y avanzando paulatinamente hacia la capital. Valencia se rinde el 9 de octubre de 1238 y a continuación se parte hacia la ciudad de Alzira, donde se encuentra el único puente sobre el río Júcar de toda Valencia.
Seis años más tarde se alcanza también Xátiva y Biar. Tanto en Valencia como en Mallorca, el rey resuelve establecer reinos independientes, aunque integrados en la Corona de Aragón.
En 1235, Jaime I se une con la princesa Violante, hija del rey Andrés II de Hungría. De esta unión nacen nueve hijos, entre ellos el futuro Pedro III el Grande y Jaime II,
A su hijo Pedro le corresponderá en herencia Valencia y Cataluña, mientras que para Jaime serán las Baleares, los condados del Rosellón y la Cerdaña, y el ducado de Montpellier.
En 1266 conquista Murcia, pero se la entrega a Alfonso X de Castilla, casado con su hija Violante y al que más tarde se le conocerá como Alfonso X el Sabio. En marzo de 1244, la Corona de Aragón y de Castilla firman el Tratado de Almizra, donde se fijan los límites del Reino de Valencia y donde ambos mandatarios se comprometen a no ocupar tierras que pertenezcan al adversario.
Los Fueros de Valencia
Jaime I le entrega a Valencia sus Fueros, que son las leyes fundamentales por las que se gobernó el antiguo Reino de Valencia, aunque en un principio solo se aplicó a la capital.
En el año 1261, el rey decreta su traducción del latín al valenciano y ordena que, a partir de ese momento, los futuros reyes deben jurarlos antes de que se cumplan treinta días de su reinado.
Diez años más tarde, Jaime I determina que para cambiar los Fueros será necesario un acuerdo entre el monarca y los representantes de las Cortes.
Es Felipe V, el primer Borbón, quien deroga los Fueros de Valencia estableciendo, en junio de 1707, el Decreto de Nueva Planta, donde se ordena que los funcionarios deben ser nombrados por el rey y queda prohibida la utilización del valenciano, tanto en la educación como en la administración.
Jaime I, un rey diplomático
Este rey, de aspecto imponente por su altura, fue un guerrero, como correspondía a su época, pero también un hombre inteligente y un gran diplomático, que alcanzó gran parte de sus objetivos mediante la negociación.
Su actitud era dialogante y sus enemigos más importantes, los musulmanes, tenían un buen concepto de él y sabían que si llegaban a un acuerdo, el monarca mantendría su palabra y lo respetaría.
De sepulcro en sepulcro
Jaime I fallece en 1276, tenía 68 años. No hay documentos que especifiquen el lugar exacto donde murió. Algunos historiadores se inclinan por Valencia, mientras otros aseguran que enfermó y falleció en la ciudad de Alzira. Lo que sí se sabe, es que fue enterrado en la Catedral de Valencia y dos años después, sus restos se trasladan al Monasterio de Poblet, en Tarragona, pues su deseo era descansar junto a su padre.
Sin embargo, ese descanso sería difícil de conseguir, ya que en el siglo XIX la sepultura es profanada en dos ocasiones y más tarde el monasterio es abandonado a causa de la desamortización de Mendizábal.
En 1952, después de su reconstrucción, los restos del monarca vuelven a ocupar un sepulcro en Poblet.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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Hola, Beatriz, qué curiosa la elección del nombre con los cirios y demás. Gracias por enseñarnos más de esta figura histórica.
ResponderEliminarLa primera foto me ha recordado al rey mago Gaspar de la cabalgata de Reyes de Madrid, jeje, muy guapo.
Un abrazo. :)
Buenos días, Merche. Igual el rey mago Gaspar es uno de sus antepasados y ha heredado sus genes más guapos, nunca se sabe :-)
EliminarUn abrazo!!
Que curioso, me gusta como sacas lo esencial de cada personaje histórico que eliges. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Dakota. Siempre se quedan cosas en el tintero con los personajes, para no hacer los artículos interminables, que para eso ya tenemos a Miguel :-)
EliminarUn abrazo!!
Interesante la historia de este rey y el engaño al que le conducen. Murió joven y buena razón lo del sobrenombre de Conquistador. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Me alegra que te haya parecido interesante la historia de Jaime I. Su vida estuvo llena de decisiones cruciales y de desafíos que marcaron su destino.
EliminarUn abrazo.