jueves, 21 de julio de 2016

Educación y libertad: el legado de Mary Astell

Mary Astell fue una pionera del feminismo en el siglo XVII, que defendió con firmeza la educación y la autonomía de las mujeres en una sociedad dominada por los hombres. A través de sus escritos, Astell desafió las normas establecidas y propuso una vida en que las mujeres pudieran acceder al conocimiento y elegir su propio destino.

Dos son los deseos de esta singular mujer, los pilares sobre los que quiere sustentar su vida. El primero es su negativa rotunda a casarse, quiere vivir sola para no verse supeditada al control masculino. El segundo, es dedicar su vida a aprender y a que las mujeres puedan tener acceso a la cultura.

Estamos en el siglo XVII y pocas son las mujeres que pueden acceder a la educación, la mayoría tan solo aprenden música, baile o costura. Gran parte de la sociedad piensa que no es positivo que las mujeres adquieran demasiada cultura y se asemejen a los hombres, ya que perderían en gran medida su feminidad.


Niñez y juventud de Mary Astell


Mary Astell nace en noviembre de 1666, en Newcastle, Inglaterra, en una familia bien posicionada económicamente. Su padre muere cuando Mary tiene tan solo doce años y la familia se traslada a vivir con unos parientes. Seis años más tarde, pierde también a su madre.


Como mujer no puede acceder a la cultura, pero tiene la suerte de contar con su tío Ralph, un pastor anglicano que la instruye en filosofía, matemáticas y lenguas modernas. También adquiere conocimientos de literatura clásica, política, historia y teología.

Mary sabe perfectamente que su condición femenina la limita enormemente en la sociedad que le ha tocado vivir. Sin embargo, no está dispuesta a renunciar a sus ilusiones y cuando cumple 20 años decide trasladarse a Londres a vivir con una amiga, con la intención clara de permanecer soltera.


Un universo femenino y solidario


En la capital inglesa se va rodeando poco a poco de mujeres que tienen sus mismas inquietudes y comparten su opción de vida. Prefieren vivir solas desde la juventud o bien se niegan a casarse de nuevo al quedar viudas. Estas mujeres se convierten en su familia, prestándole apoyo emocional y económico cuando es necesario.


Todas pertenecen a la alta sociedad, lo que les permite ayudar a otras mujeres que han tenido menos suerte en la vida. Enseñan a sus sirvientas a leer y a escribir, auxilian a viudas que quedan desamparadas tras el fallecimiento de sus maridos y se preocupan de que las niñas con escasos recursos económicos puedan recibir algún tipo de educación.


Libertad para las mujeres


Mary Astell apuesta siempre por la libertad de la mujer, libertad para permanecer soltera, para aprender y descubrir otras formas de vivir. Asegura que al contraer matrimonio, la mujer se limita a cuidar del marido y de los hijos, y eso se convierte en toda su vida. Sin embargo, Astell busca que la mujer sea independiente, que se valore a sí misma en primer lugar y que, por lo tanto, deje de definir como única meta en su vida el dedicarse a los demás.

Mary Astell publica su obra más importante, A serious proposal to the Ladies, en 1694. En ella reclama una educación femenina al mismo nivel que la masculina. Otro de sus textos más relevantes es Some Reflections upon Marriage, que vio la luz en el año 1700. En esta obra expone todas sus reflexiones acerca del matrimonio.

Con el paso de los años, Mary Astell va alejándose de la vida pública, deja a un lado la escritura y adquiere el compromiso de dirigir una Escuela de Caridad para hijas de militares retirados.

A la edad de 60 años se marcha a vivir con su amiga Catherine Jones, con quien convive hasta su muerte, cinco años más tarde, en 1731. Jones es quien se ocupa de ella y la cuida en sus últimos momentos.


Mary Astell, escritora, feminista y con pensamiento propio, abrió caminos a otras mujeres que la seguirían. Adquirió una importante cultura a pesar de todos los impedimentos que encontró en su camino y luchó por lo que ella consideraba justo: que las mujeres tuvieran acceso a la educación.

En la actualidad, hay muchas mujeres que no valoran o incluso reniegan del término “feminista”. Deberían saber que gracias a todas las Mary Astell que se dejaron la piel en épocas pasadas por luchar por los derechos de la mujer, hoy en día podemos disfrutar de tantísimos privilegios. Por citar solo algunos: 

  • Ir a la universidad: En 1872 se matricula la primera mujer en España en la universidad y necesitó un permiso especial del rey. Aun así, podía estudiar, pero no podía asistir a clase.
  • Abrir una cuenta bancaria: En España no fue posible para una mujer hasta 1975. Antes necesitaba el permiso del marido.
  • Conducir: La primera mujer que se sacó el carnet de conducir en España, fue una leonesa en 1925, pero necesitó el permiso firmado de su marido.

Ahora parece todo normal, pero es bueno no olvidar que en tiempos pasados no lo era. De hecho, en algunos lugares del mundo la mujer todavía sigue siendo una persona de segunda categoría.

Bien sabía todo esto Mary Astell cuando dijo: “Si todos los hombres nacen libres, cómo es que todas las mujeres nacen esclavas”.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


Para saber más






12 comentarios:

  1. Beatriz gracias por este artículo tan bien contado, Mary Astell si que es toda una mujer adelantada a su época. La frase del final es demoledora. Me ha encantado la entrada.

    Un abrazo 🤗

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    1. Hola, Dakota. Muchas gracias por tu comentario. Mary Astell realmente fue una pionera y su pensamiento sigue siendo relevante hoy en día. Y es verdad, esa última frase es impactante.

      Gracias por pasarte por aquí. Un abrazo 🤗

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  2. Beatriz, hay algo profundamente revelador en esta historia que has compartido: Mary Astell no solo defendía el derecho de las mujeres a pensar, sino el de no vivir en función de otros. Y eso, en pleno siglo XVII.

    Más allá de sus libros o su activismo, me ha impresionado esa red de mujeres que tejió a su alrededor. Viudas, solteras por elección, mujeres que enseñaban a leer a sus sirvientas o cuidaban de otras… No era solo teoría, era práctica cotidiana de otra manera de estar en el mundo.

    Y no puedo evitar pensar en la frase que lanzas al final, cuando recuerdas que hoy muchas mujeres reniegan del término feminista. Qué ironía, ¿no? Que disfrutemos de derechos impensables en la época de Astell y aún así haya quien prefiera olvidar cómo se consiguieron. Es lo que pasa por no tener presente esa memoria histórica que deberíamos tener siempre en mente, para aprender de ella, para construir un futuro mejor.

    Muy buena entrada y mejor recordatorio. Y también un espejo para revisar qué hacemos con la libertad por la que se luchó mucho antes de nacer generaciones recientes.

    Gracias por traerla de vuelta con tanta claridad y respeto.

    ¡Un abrazo, compañera!

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    1. Hola, Miguel. Muchas gracias por tu comentario. A mí también me impresionó la fuerza de esa red de mujeres que, más allá de los libros y las ideas, construyeron espacios reales de resistencia y cuidado. Creo que ahí radica la verdadera revolución: en las acciones cotidianas, en el tejido de apoyo que nos permite sostenernos.

      Y sí, es una paradoja inquietante que muchas rechacen hoy el término feminista, aun cuando caminan sobre los derechos conquistados gracias a quienes no temieron defenderlos. Como bien dices, la memoria es clave, no solo para honrar el pasado, sino para construir un futuro más justo con plena conciencia de lo que aún queda por hacer.

      Y es fundamental lo que mencionas: cómo gestionamos la libertad que hoy disfrutamos, fruto de las luchas de quienes nos precedieron. Deberíamos reflexionar al respecto.

      Un abrazo fuerte 🤗

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  3. Hola, Beatriz, gracias por mostrarla. Sin duda es por ella y por otras como ellas por lo que las mujeres somos reconocidas como iguales en nuestra sociedad. Aunque por desgracia, todavía quedan niñas a las que oyes hablar de casarse solo para que las mantenga el marido y no hacer nada. Quizá esto es vagancia, y no otra cosa, pero es muy triste.
    Un abrazo. 🤗

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    1. Buenos días, Merche. Gracias por tu comentario. Es cierto que pensadoras como Mary Astell han abierto caminos fundamentales para la igualdad, dejando un legado que aún nos inspira. Sin embargo, como bien dices, todavía hay ideas arraigadas que reflejan patrones antiguos y limitantes. La educación sigue siendo clave para cambiar esas percepciones, pero a veces es complicado, también por como está montada esta sociedad.
      Un abrazo!!

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  4. Hola Beatriz. Me ha encantado leer sobre esta mujer. La verdad una visionaria valiente porque para la época que le tocó vivir, buscar que las mujeres no se limitaran al cuidado del hogar debió ser difícil. Me gusta también la red de apoyo que se dan todas las mujeres que comparten sus ideas . Yo soy muy intolerante con las mujeres que hoy en día critican lo "feminista" y creo lo hacen por ignorancia de la historia. Como bien dices hay muchas cosas y derechos que las mujeres hoy tenemos, que sin las feministas no hubiera sido posible. Gracias por escribir sobre este tema y traernos a esta figura tan interesante. Abrazo fuerte.

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    1. Buenos días, Ana. Muchas gracias por tu comentario. Mary Astell fue, sin duda, una pionera que desafió normas en tiempos difíciles, y su legado sigue resonando hoy. Es maravillosa esa red de apoyo que creó, junto con otras mujeres valientes que compartían sus ideas.

      Y sí, la historia del feminismo es esencial para entender los derechos que tenemos y por qué es importante seguir defendiendo la igualdad.

      ¡Abrazo fuerte de vuelta! 🤗

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  5. Buena Beatriz!!
    Esta mujer si que le hace honores a la palabra feminista.
    No la conocía y me alegro de haber leído su historia.
    Un abrazo!!

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    1. Buenos días, Finil. Muchas gracias por tu comentario. Sin duda, fue una mujer adelantada a su tiempo y una gran defensora del pensamiento feminista.
      Un abrazo!!

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  6. Has capturado la esencia de esta pionera del feminismo con una mezcla perfecta de respeto, claridad y un toque de admiración que hace que su historia brille. Es un relato que no solo informa, sino que te hace sentir el peso de su lucha y la fuerza de su legado.
    Me encanta cómo destacas los dos pilares de la vida de Mary: su rechazo al matrimonio y su pasión por la educación. Esa negativa a someterse al control masculino en el siglo XVII, ¡qué valentía! La describes con una energía que refleja su carácter indomable, y el contexto de una sociedad que veía la cultura femenina como una amenaza a la “feminidad” está tan bien pintado que uno siente la opresión de la época. El detalle de su tío Ralph, enseñándole filosofía y matemáticas, es un rayo de luz que muestra cómo un pequeño apoyo puede cambiar una vida.
    La parte del “universo femenino y solidario” en Londres es preciosa. Esa red de mujeres que se convierten en su familia, apoyándose y ayudando a otras menos afortunadas, es un retrato que calienta el corazón. La frase “Si todos los hombres nacen libres, cómo es que todas las mujeres nacen esclavas” es un mazazo que resume su pensamiento y resuena hasta hoy.
    El cierre, con los ejemplos de derechos que ahora damos por sentados (ir a la universidad, abrir una cuenta bancaria, conducir), es un toque brillante que conecta el pasado de Mary con el presente, recordándonos lo lejos que hemos llegado gracias a mujeres como ella. En resumen, has tejido con maestría un texto que es un homenaje vibrante a una figura que rompió moldes.
    Te felicito.

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    1. Hola, Marcos. Mary Astell fue, indudablemente, una mujer valiente que se atrevió a ir contracorriente en una sociedad muy rígida y cerrada.

      Gracias por tu comentario. Saludos.

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