sábado, 25 de junio de 2016

Dian Fossey: la mujer que más amó a los gorilas

Dian Fossey es un personaje especialmente querido para quienes amamos a los animales. Es una de esas personas que abren mundos, mundos que eran inaccesibles hasta ese momento para el ser humano, mundos ocultos llenos de hermosos secretos. Convirtió a unos animales que eran casi demoniacos en esos años, en seres con inteligencia y emociones. Les devolvió su luz y de ese modo, impidió que desapareciesen para siempre.

Dian Fossey nace en enero de 1932, en Fairfax, California. Su niñez no es feliz, su padre es alcohólico y cuando Dian tiene tres años la familia se rompe. Dos años más tarde llega un nuevo hombre a la vida de su madre, pero tampoco ésta es una buena experiencia para Dian, que sufre maltrato psicológico por parte de su padrastro.

Dian Fossey

Dian va creciendo y decide estudiar terapia ocupacional en el San Jose State College. Se gradúa en 1954 y trabaja algunos años en un hospital infantil de Kentucky, con niños discapacitados psíquicos. Estos niños especiales pronto le toman cariño, ya que ella a base de mímica consigue acercarse a ellos de un modo singular. Pero ya el amor por la naturaleza le anda rondando y en 1960 descubre los trabajos de George B. Schaller, el primer zoólogo que se interesó por la amenaza que sufrían los gorilas de montaña.



Un viaje que cambiará su vida

Dian Fossey viaja a África en 1963 y allí conoce al antropólogo británico Louis Leakey. En esos años los gorilas de montaña tienen una mala fama inmerecida, principalmente por desconocimiento. Se dice que son muy agresivos, llegando incluso a afirmar que son seres malignos surgidos de los infiernos. Pero Louis Leakey está dispuesto a demostrar lo equivocados que están quienes piensan de ese modo. A su favor tiene el apoyo y la difusión que le proporciona el National Geographic. Sin embargo, necesita personas que investiguen sobre el terreno, dispuestas a pasarse meses en ese entorno salvaje y desconocido.

Dian Fossey

La región que abarca Uganda, República Democrática del Congo y Ruanda, jalonada por ocho majestuosos volcanes, es el refugio y el hogar de los gorilas de montaña. Una zona bellísima, cercana a la región de los Grandes Lagos, pero repleta de conflictos armados y peligros inesperados.

Leakey acepta el ofrecimiento de Dian Fossey para formar parte de la investigación, aunque al principio se muestra escéptico, y en febrero de 1967, Dian se instala en el corazón de África.


En busca de los gorilas de montaña

El lugar para empezar a buscar a los gorilas son los Montes Virunga, Dian establece su centro de operaciones y desde allí comienza su búsqueda. Las primeras semanas son muy desalentadoras, no encuentra huellas que indiquen que los gorilas están cerca. Tienen que transcurrir más de dos meses hasta que Dian se tropieza de repente con el primer rastro de estos animales. Y al cabo de pocos días ocurre el milagro, el primer grupo de gorilas de montaña se muestra ante sus ojos. Dian está pletórica y poco a poco va acercándose a ellos, hasta que la aceptan y le permiten incluso tocar a los pequeños gorilas. Después de este grupo, encuentra otros. Ella toma notas, realiza dibujos y se pasa horas y horas contemplándolos. Consigue contabilizar hasta 220 gorilas de montaña.


Digit

Digit es uno de los gorilas favoritos de Dian. Pertenece a uno de los grupos, y cuando lo encontraron tenía alrededor de cinco años. A Digit le gustan mucho los humanos y juega frecuentemente con ellos. Dian relata en su libro Gorilas en la Niebla: “Digit esperaba con ilusión los contactos diarios con los observadores de Karisoke, que para él eran una fuente de diversión… Podía distinguir entre hombres y mujeres; a los hombres les golpeaba, pero con las mujeres se comportaba casi con timidez”.

El 1 de enero de 1978 no encuentran al grupo de Digit, pero sí rastros de que han huido asustados. Al día siguiente encuentran al gorila muerto, le han cortado la cabeza y las manos, y todo su cuerpo está cubierto de heridas. El resto del grupo ha conseguido escapar gracias a él.

Mano de gorila

La noticia le produce a Dian una gran tristeza, era uno de sus gorilas más queridos, por lo que después de los primeros días de abatimiento, decide que su muerte debe servir para algo útil. De este modo nace la Fundación Digit, con la intención de conseguir fondos para luchar contra la caza furtiva.

Digit es enterrado en un cementerio que crean junto al campamento y del que, desgraciadamente, no será el único habitante.


El asesinato de Dian Fossey

Dian se toma como algo personal el tema de la caza furtiva. Ocupa parte de su tiempo en poner trampas a los cazadores y todo tipo de impedimentos que se le ocurren, además de denunciarlos continuamente. Ese empeño le pasa una factura terrible, y el 26 de diciembre de 1985, mientras duerme en su cabaña, es asesinada cruelmente. Su cuerpo es enterrado junto a Digit y a todos sus queridos gorilas. En su lápida se la nombra como Nyiramachabelli, que es como los ruandeses se referían a ella. Este apelativo significa “la mujer que supo adaptarse al bosque”. En un primer momento, estas son las palabras que componían su epitafio:

Tumbas de Dian Fossey y Digit

Dian Fossey
1932 -1985
Nadie ha amado más a los gorilas

Hasta muchos años después no se descubre que el autor del crimen fue Protais Ziriganyirago, hermano de la mujer del presidente de Ruanda.


Los gorilas de montaña en la actualidad

Se calcula que a día de hoy la cifra de gorilas de montaña ronda los 800, de los cuales aproximadamente la mitad se encuentran en los Montes Virunga. Actualmente se está realizando un censo, cuyos resultados exactos se darán a conocer el próximo año 2017. Estos animales siguen estado en peligro grave de extinción, formando parte de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la IUCN.

Asimismo, actualmente se sabe con certeza que la caza furtiva es uno de los medios con que se financia el terrorismo, y es el cuarto mercado ilegal después de las armas, las drogas y los seres humanos.

Gorilas

Todas y todos tenemos una deuda con Dian Fossey, porque casi con total seguridad, sin ella los gorilas de montaña ya no existirían. Quizá las personas aprendamos algún día a respetar la naturaleza y a los animales, y a comprender que todos estamos en el mismo barco, que la naturaleza puede vivir sin nosotros, pero nosotros no sin ella; y que los humanos también somos animales, algo que olvidamos con demasiada frecuencia. Tal vez algún día aprendamos a cuidar, en lugar de maltratar y destruir. Ese día, seguro que la mujer que amó tanto a los gorilas, sonríe desde algún lugar del universo.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados


Para saber más



6 comentarios:

  1. Hola, muy buen artículo. Esta mujer dio un excepcional ejemplo, ojalá hubiera más como ella...
    Un abrazo. :)

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    1. Muchas gracias, Merche. Sin duda, una mujer excepcional. Un abrazo 🙂

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  2. Buenas Beatriz!!
    Que bien que hayas colgado esta historia!!. Es tan bonita ..y tan triste. Demuestra una vez más, lo miserables que podemos llegar a ser los humanos
    Vi la película hace..puff un porrón de años y me dejó tocada. tengo mucha empatía con los animales.
    Te encantaría ver el zoológico de Jerez. Allí, junto a cada animal hay un cartel con su nombre y su historia..y sus manías. (los monos están sembraos. Se observan..."todo"..en el espejo). Invitan a los adultos a que los respeten, y a los niños les muestran como cada animal es un mundo único, pues como nosotros.
    Hay que ver lo que me enrollo!! jajaja
    Gracias por recordarnos a Dian. Esta si que era una luchadora. Personas así demuestran lo que es el valor humano, el poco que nos queda.
    Un abrazo. Como los gorilas

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    1. Buenos días, Finil. Es verdad, la historia de Dian Fossey es una mezcla de belleza y tragedia, pero también de una fuerza y una determinación increíbles. Su legado nos recuerda que aún hay personas dispuestas a luchar hasta el final por lo que creen.

      Uuuyss... No creo que el zoológico de Jerez sea para mí, porque en general no me gustan los zoológicos. No sé si habrá alguna honrosa excepción en este país, pero el único sitio que realmente salvaría es Lobo Park, en Antequera, donde los lobos viven en semilibertad. Me cuesta aceptar que animales salvajes tengan que estar en recintos sin suficiente espacio y fuera de su hábitat natural, solo para que las personas vayamos a observarlos 🧐

      Espero que llegue el día en que, si los animales deben estar fuera de su hábitat natural, sea únicamente en santuarios.

      Gracias por pasarte por aquí y dejar tu opinión. Un abrazo... de gorila en libertad 💚🤗🦍

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  3. Beatriz, este texto es una maravilla. Tiene algo de biografía, algo de homenaje y algo de sacudida al alma. Porque no se puede leer la historia de Dian Fossey y seguir igual. Lo cuentas con una claridad y una sensibilidad que atraviesan. No desde el sentimentalismo barato, sino desde el respeto absoluto a quien se dejó la vida —literalmente— por defender a los que no tienen voz. Esta mujer siempre me inspiro.

    Hay algo profundamente humano (y también profundamente bestial) en todo lo que rodea su figura. Humano en su entrega, su soledad, su lucha sin atajos. Bestial en el sentido más noble: en su conexión con la vida salvaje, en su capacidad para comprender que esos “otros” también sienten, también protegen, también aman. Y ahí, en ese vínculo, se nos revela la parte que a veces más olvidamos de nosotros mismos.

    Y como dices al final: no es solo que salvó a los gorilas. Es que nos salvó un poco a todos, recordándonos que no todo vale, que no se negocia con la conciencia, y que hay vidas que valen más que una cátedra o un premio: las que se viven peleando por los demás.

    Gracias por traerla de vuelta. Me encanta lo que escribes y cómo lo haces, no solo para contar historias, sino para recordarnos quiénes podríamos ser si tuviéramos el valor de actuar como personas como ella.

    Un abrazo fuerte, compañera.

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    1. Hola, Miguel. Muchas gracias por tus palabras. Yo descubrí a Dian Fossey hace bastantes años, pero es de esas historias que se quedan contigo y te transmiten una lección de coraje.

      Sin duda, era una mujer extraordinaria, entregada absolutamente a defender aquello en lo que creía y también a quienes no podían defenderse por sí mismos.

      Nos dejó no solo un legado de protección a los gorilas, sino también un recordatorio de lo que significa actuar con valentía y principios.

      Un gustazo volver a verte por aquí. Un abrazo enorme 🤗

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