martes, 23 de febrero de 2016

La vida de Jane Goodall: de los bosques de Tanzania a la fama internacional

Jane Goodall es una mujer que ha dedicado su vida a la defensa de los chimpancés y de su hábitat. Actualmente, a pesar de su avanzada edad, sigue incansable dando conferencias e intentando hacer realidad lo que siempre fue su sueño: salvar a los chimpancés.

Jane Goodall nace en Londres, a principios de abril de 1934, en una familia de clase media. Sin embargo, su infancia y juventud transcurren en la ciudad costera de Bournemouth, al sur de Inglaterra.


La niñez de Jane Goodall


Como si se anticipase al futuro de su hija, el padre de Jane le obsequia con un chimpancé de juguete cuando cumple dos años. Desde entonces, los chimpancés no saldrán ya jamás de su mente y de su corazón.

Jane adora a los animales desde su más tierna infancia, y se pasa las horas contemplando en el jardín de su casa el ir y venir de insectos, gorriones y palomas, o de cualquier otro animal que se cruce por delante de sus ojos infantiles.

Desde que sus pequeñas manos son capaces de abrir un libro, su fascinación queda atrapada entre toda lectura que hable de animales, como “Tarzán de los monos” y “El libro de la selva”. Entonces empieza a fantasear con viajar al continente africano para disfrutar cada minuto de los chimpancés a los que tan cercana se siente.


Jane Goodall

A los cuatro años, rasgos de su personalidad que serán fundamentales en su vida, como la paciencia y la constancia, ya están arraigados en ella. El episodio del huevo y la gallina que explica en su libro Gracias a la vida lo muestra claramente.

Su madre la lleva a pasar unos días a la granja de su abuela paterna y allí su labor diaria consiste en recoger los huevos de las gallinas. Jane comienza ilusionada su tarea, para pasar a los pocos días del asombro a la interrogación. ¿De dónde salen los huevos de las gallinas? Así que para descubrirlo se acerca al gallinero dispuesta a observar, pero la gallina al verla se marcha asustada. Así que la niña piensa que lo mejor es llegar la primera y esperar oculta entre la paja. Su perseverancia da fruto y la gallina aparece, tranquilamente hace su labor y se va.

Jane sale del gallinero contenta y fascinada, por fin ha descubierto el misterio. Corre a contárselo a su madre y entonces se percata del alboroto que hay. Está anocheciendo, su vigilancia en el gallinero ha durado cuatro largas horas y todos están tan preocupados que han llamado a la policía para buscarla. Pero cuando su madre la ve llegar corriendo, radiante de alegría y con los ojos brillantes, no la reprende y simplemente se detiene a escuchar la maravillosa aventura de la gallina que ha puesto un huevo.

La misma Jane afirma años después: “Tuve la suerte de tener una madre lo suficientemente sabia como para alimentar y estimular mi amor por las cosas vivas y mi pasión por el conocimiento”.


Jane Goodall y los chimpancés


Una joven Jane de 23 años viaja por primera vez a la capital de Kenia, Nairobi. Allí conoce al arqueólogo y paleoantropólogo británico Louis Leakey, una de las personas más importantes en su vida profesional. Leakey, al ver su entusiasmo y su atracción por los animales, le propone que viaje con él y con su mujer a la garganta de Olduvai, un importante yacimiento arqueológico y paleontológico situado al este de África.

Tres años después le brinda la oportunidad de investigar a los chimpancés en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Por supuesto, Jane acepta y emprende viaje en el verano de 1960. Como curiosidad citar que durante cuatro meses la tiene que acompañar su madre, ya que los funcionarios británicos no quieren que una mujer joven permanezca sola con animales salvajes.


Chimpancé

Jane Goodall inicia sus observaciones con los chimpancés, que en un principio la rechazan, pero que poco a poco van aceptándola. Solo tres meses después realiza uno de sus descubrimientos más importantes: los chimpancés son capaces de fabricar y usar herramientas para llegar hasta las termitas que les sirven de alimento.

Jane Goodall hace posible que la vida de los chimpancés deje de ser un misterio. Lo primero que hace es ponerles nombre, para ella no son un número que investigar, son seres con su personalidad y sus emociones.

Descubre que cazan y que no son vegetarianos, como hasta ese momento se pensaba; sus actitudes altruistas, como se ayudan unos a otros hasta el punto de adoptar a pequeños chimpancés huérfanos; su estructura social y las guerras entre ellos.


Los libros de Jane Goodall


Jane Goodall ha escrito más de 30 libros, pero solo unos pocos han sido traducidos al español:
  • Otra manera de vivir. Cuando la comida importa: un ensayo que habla de lo que comemos, la manipulación genética, la obesidad infantil, la contaminación, las granjas de animales y muchas cosas más. Abogando por mejorar nuestra salud y respetar a los animales y al medio ambiente.
  • Gracias a la vida: un libro delicioso donde Goodall relata su vida, salpicado de anécdotas, reflexiones y sentimientos. Muy recomendable.
  • Los diez mandamientos para compartir el planeta con los animales que amamos: Marc Bekoff y Jane Goodall ofrecen sugerencias para cuidar el planeta.


Reconocimientos recibidos por Jane Goodall


Goodall es respetada como una de las mujeres que más ha influido a favor de los animales y la naturaleza. A lo largo de su vida ha recibo numerosos premios, estos son algunos de ellos:
  • Legión de Honor de la República de Francia.
  • El documental sobre su vida, “El viaje de Jane”, es galardonado en Berlín con el premio Best Green Film.
  • Premio Príncipe de Asturias.
  • Título de Dama del Imperio Británico.
  • Medalla Benjamin Franklin en Ciencias de la Vida.
  • La ONU la reconoce como “Mensajera de la Paz”.


El sueño de Jane Goodall


En 1977 Jane Goodall crea el Instituto que lleva su nombre, es otro de sus sueños hecho realidad. Esta Doctora en Etología por la Universidad de Cambridge y Doctora honoris causa por más de 45 universidades de todo el mundo, está ochenta años persiguiendo su sueño, cumpliendo su sueño. Eso hace posible que el sueño de miles de personas que queremos un mundo más justo, más humano, donde se cuide a los animales y a la naturaleza, esté un poco más cercano.


Jane Goodall con Lou Perrotti
  Goodall en 2009 con Lou Perrotti, que contribuyó a su libro , Hope for Animals and Their World
(
Esperanza para los animales y su mundo).

Las personas como Jane Goodall hacen un regalo inmenso a este planeta, porque cada animal que salvan, cada porción de naturaleza que mejoran, cada persona a la que ilusionan y dan esperanza, es un soplo de aire fresco en este mundo tan contaminado y tan triste en algunos aspectos. Las personas como Jane Goodall marcan sencillamente la diferencia entre la vida y la muerte, en el más amplio y profundo sentido de ambas palabras.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados



Para saber más




8 comentarios:

  1. Hola, Beatriz, jo, tu último párrafo es bestial, se me han saltado las lágrimas y todo. Dedicar toda su vida a cuidar a los animales, sin desfallecer, y seguir haciéndolo es admirable, muy admirable. Un ejemplo a seguir. Por suerte, ha podido crear esa fundación para continuar con su legado.
    Un abrazo. :)

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    1. Hola, Merche. La verdad es que la historia de Jane Goodall es increíble, su dedicación y pasión por los animales son realmente admirables. Es un verdadero ejemplo de perseverancia y compromiso con el mundo natural, y su fundación es una esperanza para que su legado siga vivo. Yo siempre pienso que hay ciertas personas que nunca deberían abandonar este mundo, aunque sé que es algo imposible.

      Muchas gracias por pasarte y comentar. Un abrazo 🤗

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  2. Hola Beatriz, todo me parece interesante pero la última parte me ha encantado. Los sueños hay que perseguirlos es la única manera de que sean una realidad algún día. Y mira con constancia ahí está la labor de esta gran mujer.
    Un abrazo Beatriz😊

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    1. ¡Hola, Dakota!

      Me alegra que te haya gustado el artículo, especialmente esa última parte. Tienes toda la razón: los sueños están para perseguirlos, porque solo así tienen la oportunidad de hacerse realidad. No siempre ocurre, es cierto, pero lo peor es dejarlos olvidados en alguna esquina sin siquiera intentarlo. Al menos, si no se cumplen, que no sea porque no pusimos el alma en alcanzarlos. 💫

      Jane Goodall es un ejemplo increíble de determinación y pasión. ¡Una inspiración!

      Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo enorme 🤗

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  3. Que entrada tan interesante Beatriz!
    Me ha encantado leer sobre Jane. A esta mujer si la conocía. Y con tu permiso quiero mencionar también a Dian Fossey, otra apasionada, pero de gorilas. En general a todos los que dedican su vida a estos animales tan increíbles que créetelo, te hablan con la mirada.
    Esta gente demuestra que todavía nos rondan los ángeles de alguna manera en la tierra.
    Gracias por compartir esta historia
    Un abrazo amiga, de los normales vale? sin luces led ni sombras raras

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    1. ¡Buenos días, Finil! Me alegra saber que te ha parecido interesante. 😊 En el blog también hay un artículo sobre Dian Fossey, otra mujer extraordinaria con un final muy triste.

      Creo totalmente que los primates hablan con la mirada. Con muchos animales ocurre lo mismo: en sus ojos puedes ver su alma, su esencia más pura. 💫

      Personas como estas mujeres son las que nos hacen mantener la esperanza en esta humanidad.

      Gracias por pasarte por aquí y compartir tu opinión. ¡Un abrazo verde lleno de naturaleza! 🌿🤗

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  4. ¡Hola, Beatriz!
    Tu artículo transmite algo más que admiración por Jane Goodall: consigue que conectemos con su forma de mirar el mundo, desde esa infancia entre insectos y gallinas hasta los chimpancés de Gombe. Me ha gustado especialmente cómo vas dejando que sean los gestos, las decisiones, incluso los malentendidos (como aquella desaparición en la granja), los que hablen por ella.

    La escena con su madre, escuchando sin regañar, me ha tocado. Ahí se entiende mucho de lo que vino después. No es solo una anécdota tierna, es casi un manifiesto silencioso sobre cómo acompañar la curiosidad sin apagarla.

    Gracias por este retrato tan lleno de vida, sin artificios, sin épica innecesaria.

    ¡Un fuerte abrazo, compañera!

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    1. Buenos días, Miguel. Muchas gracias por tu comentario. Jane Goodall nos enseña una forma de entender el mundo, de descubrirlo con curiosidad y respeto.

      La escena con su madre siempre me ha parecido un momento clave, una lección silenciosa sobre el poder de acompañar sin imponer, dejando que la curiosidad infantil fluya con libertad. Como tú dices, ahí se entiende lo que ha venido después.

      Un abrazo grande 🤗

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